miércoles, 6 de octubre de 2010

DESTRUIMOS LA ESCLAVITUD…

Destruimos la esclavitud, pero no el racismo. Anónimo. El pasado mes de septiembre celebramos con júbilo, el Bicentenario de la Independencia de México, cientos de voces a lo largo y ancho del país, se unieron en un solo grito: ¡Viva México! Recordamos con alegría la abolición de la esclavitud, pero nos faltó eliminar la discriminación. Hemos permitido durante siglos, claras manifestaciones de discriminación y odio; usted amable lector, tendrá presente en su memoria como se ha discriminado al indio, al pobre y al extranjero. Somos prontos para estigmatizar a cualquiera que no sea como nosotros; discriminamos por cuestión de raza, credo religioso, nivel económico, sexo o lugar de nacimiento. Tomemos por caso el odio a los extranjeros.
Extranjero es aquel que no nació en nuestro suelo, es decir, no es coterráneo, nació en otro lugar. Otra palabra similar a extranjero, sin duda alguna, es fuereño. En nuestra Matehuala, existen muchos fuereños, gente no nacida aquí; que decidieron vivir dejando sus terruños, amigos y familiares. Pusieron la mano en el arado, y no volvieron la vista hacia atrás.
Estas actitudes, son actos de xenofobia cuya definición es el odio, repugnancia u hostilidad hacia los extranjeros. Son propias de gente insegura, claros ejemplos tenemos en el pasado, Usted amble lector, recordará el odio que se tenía a los Judíos, durante la segunda guerra mundial, o si lo prefiere, recuerde el odio entre judíos y palestinos. Aunque también, existe un resurgimiento de movimientos xenofóbicos en Europa. Pero no vayamos lejos, aquí en nuestra Matehuala, la Perla del Altiplano, empiezan a manifestarse este tipo de acciones denigrantes.
De nada ha servido, los años de lucha en diversas latitudes contra este tipo de ideas; pero ¡el colmo olvidan a los fuereños que han contribuido al progreso de Matehuala! Nuestra siempre bella Ciudad de las Camelias. Podemos mencionar sólo a algunos: Ing. Pedroza, Telecable; Bernardino Llamas, periódico La Razón; Marco Méndez, periódico La Razón; Chaverri, regidor; Juan Carlos Salazar Viesca; Rolando Segovia, CANACO; Capitán Pánfilo Ildefonso, director de seguridad pública; Alejandrina Mora, ex regidora; Samuel Bacasehua, UDEM; Zenón Campos oriundo de comunidad, Telecable; Jesús Salvador Ramírez, Oficial Mayor; Ing. Rogelio Chavarría Elizondo, director del Tecnológico; Samuel Rivera Castrillón, gerente de Bancomer; Dra. Laura Flores; directora del Hospital General; Dr. Ernesto Torres Bautista, director de la Jurisdicción Sanitaria; C. P. José Matías Vázquez Orta, gerente de automotriz Lorca; Jorge Mazorra, periódico La Razón; Joel Clemente, periódico La Razón; Miguel Ávila, líder social; Amado Banda, líder social; podríamos seguir enumerando, la lista es grande.
Conoce a alguno de los mencionados, sabe de sus antecedentes profesionales. De todos ellos, podrán decir puntos negativos y positivos, no tenemos duda. Seguramente, todos ellos, tienen amigos y enemigos. Lo cierto es que han decidido estar entre nosotros. Discriminar es juzgar a una persona, no por sus propios méritos, sino por las características del grupo al que pertenece. Cómo debemos de juzgarles, por sus méritos o por su condición de fuereños.
Recordemos lo dicho por un activista de los derechos civiles, “la discriminación de los negros está presente, en cada momento de sus vidas, para recordarles que la inferioridad es una mentira; que sólo acepta como verdadera la sociedad que los domina”. Debemos como matehualenses, permitir comentarios discriminatorios o deberíamos marcarles el alto; antes de caer en actos vergonzosos. Creemos, sinceramente que: “La discriminación es la única arma que tienen los mediocres para sobresalir”.
La vida es muy peligrosa. No por las personas que hacen el mal, sino por las que se sientan a ver lo que pasa. Matehuala, no puede, ni debe permitir; que sus hijos asuman una postura cómoda contra los fuereños, por el simple hecho de no haber nacido en estas tierras. La discriminación contra los fuereños, le están tomando como bandera, para descalificar. Es un acto irracional, que pisotea todo Derecho Humano. Es una acción nada ética, que los comunicadores sociales no pueden fomentar, ni mucho menos impulsar.
¿De qué, han servido los años de lucha por la dignificación de la persona humana? ¿Realmente los discursos por la libertad de elegir dónde vivir sirven de algo? Hagamos un alto en el camino, reflexionemos juntos, amable lector, usted es el mejor juez de lo que en estas líneas escribimos. Seguramente, de los mencionados tendrá conocimientos de actos positivos y negativos. Usted es un buen juez, porque sin pasión o interés emite su fallo. ¿Es mucho pedir? ¿Un momento de reflexión? Antes de empuñar las antorchas y colgar al fuereño.
¿Qué sucedería, si a nuestros amigos y familiares, que han partido por necesidad, les dieran un trato similar? ¿Es necesario recordar que muchas familias matehualenses, tienen a sus hijos lejos del seno familiar? Expuestos a actos de vejación e injusticia. Recuerda usted la Ley de Arizona; sí, esa que trata a los migrantes como seres humanos de tercera. Esa ley causó revuelo mundial, causando la indignación de miles de personas. ¿Queremos llegar a eso? Lo difícil es empezar, después sólo hay que sentarnos, para contemplar la destrucción de la dignidad humana.
Si hemos levantado la voz, o al menos emitido comentarios; contra los actos de discriminación en otras latitudes; también debemos de hacerlo aquí y ahora. No podemos dar crédito, no podemos avalar ni un solo comentario, contra los no nacidos en estas tierras; debemos dar la oportunidad que exigimos para los matehualenses que luchan en otras ciudades. Si exigimos no ser discriminados, es porque aquí, en la siempre Bella Perla del Altiplano, rechazamos cualquier acto de vejación humana, por mínimo que sea.
Nadie se nos montará encima, si no doblamos la espalda. Todo depende de nosotros, de nadie más. Hemos mencionado a varios fuereños, pero no para que sean señalados con índice de fuego. Tampoco para que les brinde apoyo incondicional, los mencionamos para que hagamos conciencia de que todos conocemos a un fuereño, y tal vez, tengamos a uno por amigo o familiar. Nosotros destruimos la esclavitud, pero nos falta acabar con el racismo.