La democracia,
es la necesidad de doblegarse de vez en cuando, a las opiniones de los demás.
Winston Churchill
Cientos o miles de mexicanos,
presenciaron la transmisión del canal judicial, en donde se dio a conocer que se
desestimo la petición de nulidad de la elección presidencial; solicitada por
AMLO y seguidores. Conforme conocíamos el proyecto, en las redes sociales la
pasión empezó a manifestarse, unos a favor y otros en contra.
Unos denunciando fraude, otros
simplemente festejando porque Peña Nieto, recibirá su constancia de mayoría. Es
cierto, los mensajes de ambos bandos, contaban con frases pre hechas. Nos llama
la atención que los seguidores de estos personajes, Peña y AMLO; solo esperan
respuesta afirmativa y en sentido positivo a sus inquietudes y peticiones.
No podemos negar, que este proceso
electoral, en el que se renovaron o eligieron diversos puestos, en los tres
niveles gobierno y en dos de los tres poderes de la Unión; simplemente se
caracterizó por que actuaron con mayor frecuencia; antes, durante y después del
tan mencionado proceso. Los tribunales electorales tuvieron algo que decir
desde las precampañas. Desgraciadamente su veredicto, dictamen o sentencia
nunca tuvieron una aceptación positiva en ambos bandos.
Los jueces o magistrados, fueron
los nuevos actores del proceso electoral; sin embargo, sus decisiones no
siempre han sido aceptadas, por considerar endebles sus argumentaciones. Hoy
por hoy, no basta conquistar el voto ciudadano con una frase de alto impacto;
se requiere un verdadero ejército para impulsar al candidato en su conquista de
la posición anhelada. Se requiere además, encomendarse a la corte celestial,
para no caer en manos de la corte electoral.
En el pasado, era suficiente un
voto para ser ungido como el candidato triunfador; en consecuencia los derrotados,
doblegaban su voluntad ante el grupo o partido triunfador. Sin embargo, en
nuestra querida Patria, a voz en cuello se denuncia un fraude, perfectamente
elaborado; en el que participaron medios de comunicación y empresas
encuestadoras. No nos extraña que los medios de comunicación, sean acusados,
siempre han existido comunicadores, que ceden ante los encantos del “cochupo”
proporcionado por los grupos de interés.
Lo que nos extrañó, fue el papel
que se le atribuye a las empresas encuestadoras; pues se afirma, que dichas
empresas en lugar de medir la tendencia del voto ciudadano, se convirtieron en
constructores de la tendencia a favor de determinado candidato, que pudiera
cubrir sus honorarios. También nos llamó la atención, la existencia de tarjetas
prepagadas en Soriana y cuentas de ahorro en Monex; este es uno de los puntos
más cuestionados.
Otro elemento nuevo, en el
proceso electoral, son los “bots” en redes sociales; se crearon cientos de
cuentas con una sola finalidad, hablar bien del candidato que paga; por eso no
nos extrañe encontrar cuentas inactivas en Twitter y Facebook, tanto de los
candidatos perdedores, como de ciertos “fieles seguidores”. Esta estrategia no
fue exclusiva de un instituto político.
Podríamos seguir, enumerando y
comentando, pero es necesario que dejemos algo en claro; la presunción de
fraude no sólo fue en la elección de la Presidencia de la República; existen
otros que denuncian irregularidades; por ejemplo en el proceso local en San
Luis Potosí, quien ocupa el tercer lugar de la lista plurinominal de diputados
locales, presento recurso de inconformidad contra quien ocupa la segunda
posición, porque no renunció en tiempo y forma; aclaramos son del mismo color o
partido político.
De todo lo anterior resulta, que
el proceso electoral puede iniciar con las precampañas; pero se ignora cuando
finaliza. Si cometemos el error, de considerar que la disputa por la
Presidencia de la República terminó, cometeríamos un error. Si Carlos Salinas,
tuvo al inicio de su sexenio un grave problema de legitimidad; Enrique Peña,
enfrentará uno mayor acompañado de desobediencia civil. Se requiere que su
equipo de asesores trabaje en el diseño de estrategias que legitimen la
elección y la administración de Peña Nieto.
Los seguidores de AMLO, harán lo
necesario para que Peña Nieto fracase en el proceso de legitimización y es que
pocos, ante la gran cantidad de comentarios que afirman la existencia de
fraude, creen que: La democracia, es la necesidad de doblegarse de vez en
cuando, a las opiniones de los demás.