El tercero en la fila,
quiere ser primero; desea ser el Jefe. Se une al grupo del diputado, sonríe al
grupo de oposición y abraza a su Jefe... con todos y con ninguno.
Equipo Civilitas.
La conspiración es una de las
acciones más antiguas en la historia de la humanidad, desde aquellas épocas en
que la humanidad se dedicaba a la caza y recolección hasta nuestros días;
siempre se han existido, no hay época exenta. Allende deseo el puesto de Hidalgo,
porque consideró que su “jefe” era mal comandante. Conspiradores tenemos,
siempre, el tiempo es corto para mencionarlos a todos.
Pero qué es la conspiración, ¿es una
droga de distribución restringida? La droga de la conspiración, es nociva en
los políticos, pero inocua en los “grillos” o políticos de café; los grillos,
no dejan de hacer ruido pero nunca hacen nada, solo molestan; son esos
políticos de café que nunca faltan, siempre están presentes, se reúnen en la
mañana, tarde o noche dependiendo de las costumbres del lugar. Beben café,
cerveza, tequila o vino; cualquier bebida que les mantenga despiertos y les
permita desinhibirse.
En cambio los políticos, sin
importar el lugar que ocupen y el rango autoridad que tengan; en cuanto son
llamados, a la chitón callada, con discreción, sigilo o sólida secrecía; se
transforman, empiezan a caminar distinto, levantan la ceja, modulan la voz o
saludan con firmeza. Todo eso y más les produce el simple hecho de ser llamados
a una reunión “discreta”.
En cuanto el reloj marca la hora,
se disponen a llegar al lugar, tomando las debidas medidas de seguridad;
voltean sobre su hombro varias veces; ingresan al lugar y al ver rostros
familiares, no pueden ocultar su sorpresa; pero se exaltan aún más, cuando
descubren que miembros de la oposición han sido invitados.
Al iniciar la reunión, no falta
el “prudente”, que señala: “no estamos, todos los que somos; pero somos, todos
los que estamos”; se celebra la reunión de manera simple y llana se plantea que
el “Jefe” debe caer… nadie dice nada, están a la espera de que alguien emita un
pequeño sonido gutural; cuando esto sucede, las muestras de apoyo y
declaraciones a favor de la caída del “Jefe” no se hacen esperar. Al terminar
la reunión, con las comisiones distribuidas, se les advierte, “no comenten nada,
nadie puede saber que estuvimos aquí; tengamos o no éxito”.
El novel político, sale
presuroso; camino a casa se da cuenta que estuvo en una reunión para derrocar
al “Jefe”, organizada por el diputado; pero mal rayo le parta, la semana pasada
estuvo en otra, organizada por el partido; también para derrocar al “Jefe”. La única
diferencia, el nombre de quien ocupará el lugar del “Jefe” después de derrocado.
Se percató que ambas reuniones tuvieron personajes, que asistieron a las dos.
No importa, se dice el novel
político, que caiga el “Jefe” que no me supo valorar y por lo tanto no ha
querido compartir los privilegios del poder. Estos pensamientos no son exclusivos
de este novel político y pronto busca en sus subordinados aliados para que se
sumen a la causa. No le importa ser el consentido de su “Jefe”, si Brutus conspiró
y mató a César, por qué él, no puede hacer lo mismo. Aunque debemos de señalar
que los conspiradores contra César, pensaban en “su” futuro y Brutus, en el
bien de Roma.
Esta historia, para unos es mera ficción
y realidad para otros; dependiendo del lugar y el momento; desde el primero de Julio,
los grupos de interés han estado moviendo sus piezas para colocar a sus “mejores”
hombres en puestos de influencia. En México, por ejemplo cientos de municipios
cambiaron de administración y estamos en espera del cambio de poderes a nivel
federal; pero sin importar que el cambio sea en diciembre, las listas de los
posibles delegados federales ya se están manejando; cada grupo tiene “su” lista
y no descansará hasta que logre que el “Jefe” le haga caso, o bien; empezarán a
conspirar. Es un hecho, escrito está en la historia: El tercero en la fila,
quiere ser primero; desea ser el Jefe. Se une al grupo del diputado, sonríe al
grupo de oposición y abraza a su Jefe... con todos y con ninguno.