martes, 9 de noviembre de 2010

EN LA POLÍTICA HAY ADVERSARIOS Y CORRELIGIONARIOS

“En la política hay adversarios y correligionarios: estos últimos son los más peligrosos”. Konrad Adenauer. Nada más cierto, que la frase que antecede a estas palabras; los correligionarios abundan siempre en tiempos de bonanza, cuando la sombra protectora de la fortuna cubre al líder, al jefe o al presidente. Están ahí, siempre prontos para seguir las instrucciones, sin importar el costo que ello implique. Están dispuestos a apostar la vida o la fortuna; solo basta una simple indicación de aquel que tiene el liderazgo.
Entre los correligionarios, podemos encontrar al intelectual que brinda consejo o asesoría a su jefe; así como al que simplemente está dispuesto a “hacer” lo que le indique. Los correligionarios, siempre afirman con la cabeza cada frase emitida por el jefe, nunca le cuestionan, al contrario toda persona que se atreve a contravenir una indicación o comentario del jefe, es devorado por las miradas de los correligionarios y señalado con índice de fuego, para ser condenado posteriormente con el tormento más atroz, jamás concebido por el ser humano: el desprecio.
De este tipo de correligionarios encontramos cientos de ejemplos, Usted amable lector, recordará a los seguidores de Adolfo Hitler, Napoleón, Luis Echeverría, Carlos Salinas, Vicente Fox, Kennedy e incluso Obama. Todos ellos tuvieron entre sus filas correligionarios como los que hemos descrito líneas arriba. Puede afirmar que son fanáticos o simplemente correligionarios.
Pero también existe un tipo de correligionario, que sin caer en el fanatismo; abandona al jefe cuando la sombra de la fortuna deja de cubrirlo. Cuando deja de ascender o de ofrecer la oportunidad para alcanzar determinado puesto. Este tipo de correligionarios al percatarse que el “jefe”, ya no puede, ni dará fruto simplemente le abandonan.
Los correligionarios de Andrés Manuel López Obrador, ya no son los mismos al menos en cantidad; muchos le han abandonado para sumarse al equipo de Marcelo Ebrad; como dirían los antiguos, el “Rey, ha muerto; ¡Viva el Rey!”. Aunque esta frase, enunciaban que la corona jamás quedaba vacía, porque la línea de sucesión nunca se destruía, últimamente es utilizada para establecer que determinada persona perdió el poder; y otro lo tiene. Esto es más o menos lo que sucede en el Instituto Político Azul.
Al caer Zapata por segunda ocasión, en su búsqueda por ser gobernador del estado, los azules que forman parte del Círculo Azul, simplemente empiezan a proyectar a “su” gente. En este caso manejan ya el nombre del diputado federal Escobar, quien ya se empieza a mover aspirando por la senaduría; teniendo como rivales en el interior del Instituto Político Azul, a los también diputados federales Octavio Pedroza y Enrique Trejo; uno de extracción zapatista y el otro goveísta.
Esta la parte difícil de hacer política, los correligionarios son muy inestables, a veces es imposible tenerlos satisfechos, porque entre más se la da… más exigen. Algunos incluso llegan a cotizar el voto, tanto al interior de los Instituto Políticos como en las contiendas externas. Siempre existe el apoyo condicionado, aunque no dejan de existir los fieles correligionarios, que desde la salida del sol y hasta el ocaso, luchan por los principios que su líder defiende.
Pero ¿y los adversarios?, esos que tenemos enfrente cada día y cada noche; esos adversarios que vemos, toleramos y juzgamos. ¿Qué pasa con ellos? ¿Qué desean? Algunos asumen una postura contraria fundada y motivada, tienen argumentos y estrategia para defenderles y propagarle. Otros simplemente asumen una postura crítica, entendiendo por esta cuestionar “todo”, y cuando decimos “todo”, implica desde la vestimenta, los colores, lo que se dice, cómo y cuándo se dice. Son cuestionadores, por excelencia.
Lo verdaderamente afortunado es que los adversarios, no nos engañan; porque su postura es conocida y aceptada por nosotros. Sabemos quién es amigo y quien enemigo; a menos que queramos engañarnos nosotros mismos, lo cual es una estupidez.
En ediciones pasadas, escrito está, decíamos que “Uno se entiende mejor con un enemigo que con un traidor”; porque es un hecho innegable que no esperamos que los nada positivo, al hablar con el enemigo. Lo que se consiga es ganancia, es decir, sabemos que de entrada tenemos el “NO”, la negativa a cualquier planteamiento, mientras que con el traidor, perdimos la confianza, sabemos que ya no es leal. Recordemos y usted estará de acuerdo, amable lector, que una vez que se pierde la confianza, difícilmente se recupera.
Lo que escrito está, líneas arriba es producto de la reflexión de los integrantes del EQUIPO DE CIVILITAS, una vez que nos enteramos que el pasado domingo falleció Amado Banda, catalogado por los medios de comunicación y por diversos actores de nuestra Matehuala, la siempre Bella Perla del Altiplano, como “líder social”, sin falsas hipocresías, les deseamos a sus familiares encuentren pronta resignación en la Fe que profesen.
Amado Banda, lo reconocemos, tenía una postura que públicamente manifestó siempre cuestionando. Si la postura de este hombre tenía argumentos o no, eso lo dejamos a su consideración. Lo que sí afirmamos, es que al menos se manifestaba por determinadas causas. Si la razón le asistía, Usted amable lector, podrá juzgarle mejor; porque no existe juicio más objetivo que el suyo.
Lo que sí deseamos es que existan más ciudadanos preocupados y ocupados, en los asuntos de nuestra Matehuala, la siempre Bella Perla del Altiplano. Necesitamos que los hombres y mujeres dediquen un momento para comentar y actuar en consecuencia. Lo que sí afirmamos es que no podemos dejar que las autoridades tengan toda la responsabilidad, que decidan sin tomarnos en cuenta.
Necesitamos ciudadanos que externen su opinión, si al hacerlo se convierten en adversarios del gobierno en cualquiera de sus niveles, de un Instituto político o de alguna corriente de pensamiento; que así sea, pero siempre con honestidad y con una postura fundada y motivada en la ley y en la razón.
Nuestro México, nuestro estado y nuestra Matehuala; pueden dar cuenta de cientos de correligionarios que se han convertido en traidores o desertores; son volátiles; con ellos no se tiene certeza de la pertenencia, mucho menos de la permanencia. Cosa contraria con los adversarios; es por lo anterior que los integrantes del EQUIPO DE CIVILITAS, apreciamos más el comentario del adversario, que nos reta a defender nuestra postura, o bien, que nos hace ver otro punto de vista que nos orienta o corrige.
Así como humildemente solicitamos que se nos permita expresar nuestras ideas, exigimos se respete el derecho que nuestros adversarios tienen de hacer lo mismo. Amado Banda, nos hizo meditar en todo esto, en los fieles correligionarios, así como los correligionarios temporales; pero sobre todo en los adversarios. Nos hizo recordar que “En la política hay adversarios y correligionarios: estos últimos son los más peligrosos”.