“Mi sable nunca saldrá de la vaina por opiniones políticas”. José De San Martín. Sabias palabras del luchador y líder insurgente, con el correr del tiempo en diversas latitudes del planeta e incluso en nuestra Patria; esta frase, que escrita está, se fue convirtiendo en un precepto legal, que establece en pocas palabras que nadie puede ser perseguido, acosado, atacado o injuriado por la manifestación de sus ideas políticas. Es un privilegio de los diputados locales, diputados federales e incluso senadores. Ellos se encuentran protegidos por la ley.
Mucha sangre tuvo que correr, para que los hombres comprendieran que nadie puede ser perseguido por la libre manifestación de sus ideas. En algunas latitudes tardó solamente 200 años e incluso todavía hoy, existen voces que exigen que los comentarios contrarios a su postura, se eliminen. So pretexto que se atenta contra su persona. Son excelentes para argumentar en su defensa, aunque ellos ataquen sin fundamento utilizando el insulto, la difamación o la jactancia; para ellos todo se vale; pueden hacer lo que les place.
En nuestra Matehuala, la siempre Bella Perla del Altiplano, tenemos ejemplos para mostrar y regalar, Usted amable lector recordará, cuando se transmitió en el canal 4 de Telecable, aquella escena donde el líder Antorchista, simplemente le faltó el respeto a la investidura del Presidente Municipal, en el Salón de Cabildo, recinto por demás oficial. En esa ocasión, varias personas no estuvieron de acuerdo ni en que se transmitiera por televisión y tampoco lo estuvieron en que se faltara al respeto de esa forma.
Podemos expresarnos, pero como lo hemos dicho en otras ediciones de la columna, siempre con respeto utilizando las palabras adecuadas, en el momento adecuado y en forma adecuada. Son condiciones básicas para que el Diálogo se dé y podamos encontrar los caminos adecuados, que acorten las distancias permitiendo que lleguemos al acuerdo. De hecho, toda negociación implica un ganar – ganar.
Los que utilizan el rumor y el insulto, así como la descalificación sin fundamento o que simplemente externen comentarios sin tener el sustento y la motivación adecuada, se convierten en simples payasos, caricaturas de la política o del liderazgo social. De esos tenemos demasiados y podrían llenar el estadio azteca. Son los fanfarrones que hacen gala de su voz, creen que con sólo alzarle podrán amedrentar a cualquiera. Por lo general tienen un discurso demasiado anquilosado, gastado y sin relevancia ideológica.
Cuando los que estas líneas escriben, observaron a los opositores a los parquímetros en el canal 4 de Telecable, no pudimos evitar externar el comentario; sabemos que no somos de su agrado, pero jamás nos han hecho llegar sus comentarios, de manera seria y responsable, no han buscado el debate. A pesar de que hemos generados los suficientes medios, para tengan un acercamiento. Al final de esta columna tendrán la oportunidad de revisar cada medio y elegir el que mejor prefieran. Claro está que lo hagan con respeto, con argumentos fundados y motivados; sin discurso de “líder” de vecindad de quinto patio. Sin pretender intimidar de entrada, ese recurso es demasiado gastado.
Si los que hoy por hoy son detractores de la columna, tuvieran el valor civil de hacernos sus cuestionamientos, con el mayor placer del mundo, les daríamos respuesta pronta, expedita y respetuosa. Siempre fundada y motivada. Les externaríamos nuestras opiniones, que consideramos merecen respeto y un trato digno; nos ofenden cuando de entrada les descalifican. Los detractores buscan provocar en nosotros la ira y sacarnos de nuestras casillas.
Quisiéramos que la postura que estamos planteando, fuera aceptada por nuestros detractores; aunque algunos de ellos son hábiles para iniciar la pugna enmarcada en la controversia. Estamos aquí con la certeza de que “Mi sable nunca saldrá de la vaina por opiniones políticas”.
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